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sábado, abril 20, 2024
FútbolOpinión

“TITIRITEROS”

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“Titiritero, de feria en feria” (Joan Manuel Serrat)

“Mano a mano”, Columna de Juan Luis Hernández-Fuertes.

Fútbol y periodismo son parientes y… ¡se necesitan! Y los títeres a los titiriteros. “¡Allez oh la la! ¡Allez titiritero, de feria en feria!”, siempre risueño, canta sus sueños y sus miserias, en la tonada de Serrat.

Suena el silbato, arranca el partido. O, en otra trinchera, canal o dial: 3.2.1… ¡Al aire!, es la señal.

Veracidad, honestidad y objetividad” es la premisa. El ex galán farandulero, presume y arrastra “la erre”. Y practica: ¡rrrrrrrrrooooooobar! Muy identificado.

El balón no tiene dueño, va de marco a marco. En el libreto de los técnicos está la diferencia. Es muy bueno tener futbolistas de nota 7, que se esfuerzan, aprietan los puños, se hincan de codos y ponen en práctica los principios defensivos y ofensivos, bien trabajados, sin aspamientos o sin brillo, pero con disciplina. En esa faceta, ¡Guadalupe es el mejor! Aplica a la perfección lo estudiado, aprendido y trabajado, hasta la automatización. Otros en cambio, tecnología de punta –que dicen-, instalaciones de lujo, bien merecidas y para gozarlas, pero ausencia de “futboleros” en la línea de cal y “cantinflesco” discurso balompédico, que a final de cuentas es mucha retórica ensayada, que no dice nada. Y en la cancha, es más de lo mismo. ¿Cuándo entenderán “los scouting” que lo suyo es el despacho, no el terreno de juego? ¡Quizás cuando pierdan dos torneos seguidos!

Y de regreso al “juntaletras” más locuaz del medio. De hipócrita abundancia y sonrisa de dentífrico barato. No aprende que “se puede engañar a uno, una vez o varias; a varios, una o varias veces; pero no a todos, todo el tiempo”; menos aún a los jefes, aunque estén lejos o dormiten bajo el ancho charro.

De los otros dos finalistas, en ciernes, uno tiene muchas materias aprobadas con nota alta. Ese exceso de confianza, en el examen final, le puede traicionar. Y el otro, lleva un cuadernillo lleno de tachones, faltas de ortografía y carencia de brillo, con libro de texto del curso pasado. O sea, ¡no le alcanza! Difícil pasar de “la Escuelita” a “la U”, con la obsoleta tiza y pizarra de una etapa precolombina.

A final de cuentas, nada tan nefasto e íntimo, como pintar un burro con rayas blancas y negras, y pretender venderlo como si fuera cebra. ¡Eso hace el titiritero!