Estamos en el mes de Octubre y queda un larguísimo año futbolístico por delante ( Mundial incluido), pero el FC Barcelona se encuentra en una situación límite.
La “Xavineta”, aquel equipo que Xavi Hernández tuvo que dirigir la temporada pasada hacia la clasificación de la Liga de Campeones, se reforzó como nunca este verano. Se pasó de la “Xavineta” al Barça de las palancas. Vendiendo el club catalán activos y su propio patrimonio, consiguió el dinero suficiente para poder fichar a grandes jugadores. Koundé, Raphinha, y sobretodo a Lewandowski. Un equipo que enamora a todos los aficionados al fútbol.
La suma de este talento, con lo que ya había en la entidad azulgrana, los Pedri, Ansu Fati y compañía, hacían presagiar que viviríamos de nuevo, en una eterna felicidad.
En la liga española así ha sido. Pero cuando ha llegado la oportunidad de mostrar, ha llegado la gran pesadilla: la no clasificación para la próxima ronda de la Champions.
Quitando al Viktoria Plzen, el grupo era difícil. El Bayern Múnich es un rival temible, y el Inter de Milán, es siempre un equipo complicado de jugar para el Barça, históricamente. Aún se recuerdan los aspersores y Mourinho.
El Barcelona se aferra a Lewandowski para marcar los goles y ganar los partidos. Y cuando no está, el Barcelona no comparece. En Múnich, con ambiente complicado, tras su vuelta, el polaco no consiguió hacer su mejor partido. Y contra el Inter de Milán, tampoco. Dos partidos, en el que “Lewi” no apareció, y dos derrotas.
Y vaya dos derrotas. Mañana se vuelven a ver las caras el Barça y el Inter, en el Camp Nou, en el que será el encuentro decisivo del año, por encima de momento, del clásico. Si el Barcelona pierde contra el Inter, estaría fuera matemáticamente de clasificarse para la siguiente ronda. Y si gana, tendrá que hacer lo mismo frente al Bayern, para tener opciones de clasificarse, por sí mismos.
Si el Barça se queda fuera, sería absolutamente desastroso. El club se ha hipotecado durante los próximos 25 años para poder tener un equipo de garantías hoy. Pero siempre contando, de que estará en el bombo de Octavos. Jugar de nuevo, la Europa League, sería una catástrofe para las arcas económicas del club. No sólo para esta temporada, sino para las siguientes.
Rezo para que no sea así y el Barcelona pueda poner su nombre entre los 16 mejores equipos de Europa, en la máxima competición. Si no es así, el futuro sería muy oscuro; convertir al Barcelona en una sociedad anónima deportiva, sin que sea de sus socios, o convertirse en un club que sólo tenga nombre como ha ocurrido tristemente con el Milán o con el Benfica…
Los Dioses del fútbol no lo quieran. Y ojalá, a esta Xavineta que le quedan solo dos ruedas, pueda llegar a la meta. Por el bien del Barça, y de toda la historia del fútbol, que así sea.
Colaborador de Diario Deportivo CR, radicado en Madrid-España.
