
El Atlético de Madrid y el Fútbol Club Barcelona alcanzaron un acuerdo para la cesión de Joao Félix. Logrará el portugués demostrar su valía con el Barça?
Mientras Laporta consiguió un ansiado sueño de llevar al portugués a la ciudad Condal, el Atlético de Madrid se ha quitado un grave dolor de cabeza.
El verano ha sido muy duro y muy intenso para Joao Félix. Para él y para toda la institución del Atlético de Madrid, con Diego Pablo Simeone, como la cabeza más visible, del gran problema de entendimiento entre club y futbolista.

Tras no triunfar en absoluto en su anterior cesión en el Chelsea, a Joao Félix se le cerraba la buena publicidad, para que algún conjunto de las Islas británicas hiciera un importante desembolso por él, tras pagar el Atlético de Madrid 127 millones de euros al Benfica, no hace demasiados veranos.
Hubo un momento que se pensó en la posibilidad del PSG como posible destino final del luso. Pero los parisinos jamás estuvieron interesados en él y más cuando Luis Enrique tomó los mandos del club francés, y sabía perfectamente de las condiciones y circunstancias que rodean al portugués.
Porque nadie duda de su calidad, pero si de sus circunstancias. Porque Simeone que en un momento dado, parecía un loco que iba contra el pensar del mundo, demostró que tenía razón; Joao debe ser un jugador que no sólo piense en hacer su ‘jugada’, sino que también contribuya a la labor del equipo. El ejemplo, es Griezmann.
La afición rojiblanca olvidó su periplo culé y su mal regreso, aportando goles y sobretodo mucho trabajo de recuperación a su vuelta. Hoy el francés vuelve a ser el gran ídolo rojiblanco, por saber lo que quiere el aficionado colchonero y su entrenador. Joao Félix no ha entendido nunca la palabra ‘sacrificio’, ni tampoco que no vale con hacer una obra de arte o un gol de bella factura, si no se defiende y se ayuda al conjunto en facetas poco agradecidas.
Ahora tocaba un verano largo. Un verano de regreso al Atlético de Madrid, de silencios, de entrenamientos sin cruzarse miradas… Y sobre todo, un verano sin ofertas reales.
La sorprendente noticia de hace más de un mes, de anunciar públicamente a los cuatro vientos que él se sentía culé y que era su sueño desde niño; era el intento por parte de Joao Félix y de su representante Jorge Mendes, de abrir la única puerta que quedaba abierta: la del Barça.
Del Barça sabemos todos como está. Económica e institucionalmente, a pesar de haber ganado la anterior Liga, es un club sin un rumbo fijo. Necesita atraer a una masa social que desde la no llegada de Messi y el forzado traslado del Camp Nou, necesitó un aliciente. Sin dinero y sin poder traer a los verdaderos cracks, como Bernando Silva, Joao Félix es al día de hoy una solución de conseguir un jugador mediático, en una economía muy débil.
La pregunta una vez conseguida la cesión simple del Barça, sin derecho a compra, es si este es el fin del culebrón en la trayectoria de Joao Félix. Y como todo, solo el tiempo nos mostrará el desenlace. Pero todo parece indicar que no es el fichaje idóneo.
Ansu Fati se va por falta de próximas oportunidades, pero Joao Félix tampoco parece que tenga cabida de una manera natural en el once de Xavi. Sin contar con Pedri lesionado; Gavi, Raphinha, Gundogan, Ferran Torres, Lamir Yamal… Y así una amplia lista juegan donde juega él. No es un fichaje que haya pedido Xavi y la natural competencia de la plantilla por jugar, tampoco le dan la tranquilidad que no tenía en el Atlético.
Ojalá Joao Félix sea un grandísimo futbolista histórico para el Barça, y encuentre por fin el clima y el esquema perfecto para poder desarrollar su juego. Hasta entonces, le vendrá bien un buen consejo: humildad y trabajo.
El peor mal que tiene Joao es creerse más futbolista de lo que ha demostrado en el césped. Para ganarse al culé, deberá a parte de demostrar calidad, ser humilde y bajarse del estrellato. Sólo así podrá ser un jugador querido, un gran Joao.

Colaborador de Diario Deportivo CR, radicado en Madrid-España.